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PROYECTO
LORIMER
Condominio en Brooklyn, Nueva York
La arquitectura se convierte aquí en un lenguaje silencioso pero elocuente, donde cada curva y transición fluida sugiere verticalidad sin imponerla. Este enfoque permite que la estructura se integre armoniosamente a su entorno, al tiempo que establece una identidad distintiva en diálogo constante con la ciudad y sus habitantes.

OBRAEN PROCESO
SUPERFICIE
464.5 m²
UBICACION
Williamsburg, Brooklyn
LINEA DE TIEMPO
Agosto 2023 - Noviembre 2024
META DE DISEÑO
El cliente buscaba un diseño sutil y refinado, que se integrara de forma armoniosa con el paisaje urbano circundante, al mismo tiempo que aportara un sentido de elegancia y verticalidad a una estructura baja y estrecha.

ELCONCEPTO
El lema es simple: lo sutil no implica quietud.
En un contexto urbano vibrante, este edificio de escala contenida se presenta como una respuesta sutil pero intencionada a su entorno.
A través de una paleta monocromática de tonos verde-gris y formas suaves en tres dimensiones, se introdujeron gestos escultóricos que aportan movimiento y profundidad sin recurrir al contraste.

Ladrillo Gris

Metal Verde

Paredes Curvas

Madera

Piedra Gris


ELDESARROLLO
El proyecto se organiza en torno a una serie de elementos tridimensionales que aportan identidad y carácter al edificio. Las curvas suaves reemplazan las líneas rígidas, generando una arquitectura en transición constante, casi coreográfica.
En el acceso, una columna vertical escultórica marca un ritmo ascendente que estructura la fachada principal, acompañado por un alero ondulado.
En el contrafrente, un banco curvo de ladrillo refuerza la continuidad del concepto e invita a la interacción sin interrumpir el recorrido.
En el interior, los pasillos curvos suavizan la circulación y ofrecen una experiencia espacial casi táctil. La arquitectura no impone un camino: lo sugiere. Envuelve al usuario en una secuencia fluida de espacios que capturan la luz y amplifican la percepción a través del movimiento.


La columna 3D en el ingreso es un elemento vertical escultórico que ancla visualmente la entrada y dirige la mirada hacia arriba.
La marquesina ondulada aporta ritmo y movimiento a la fachada, al mismo tiempo que guía a los visitantes hacia la entrada.

En el interior, los pasillos curvos generan una sensación de suavidad y continuidad, guiando de forma sutil el movimiento y la luz.

El banco exterior se integra de forma fluida con la arquitectura, invitando a la interacción sin interrumpir la continuidad del diseño.
ELRESULTADO
El proyecto demuestra cómo la arquitectura puede operar desde la contención formal sin perder expresividad. A través de una coreografía de curvas suaves en 3D y transiciones espaciales, emerge una identidad sutil pero perceptible, que redefine los límites de una tipología tradicionalmente rígida.
Optar por una paleta neutra y curvas sutiles no debilitó el lenguaje arquitectónico, sino que lo refinó. Cada componente—desde el acceso hasta la circulación interior—fue diseñado para sugerir en lugar de imponer, invitando a una experiencia espacial que evoluciona con la luz y el movimiento.
El resultado es sutil, pero notorio para quien sabe mirar.

SIGUIENTE
Experiencia Navy Yard
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